lunes, 28 de septiembre de 2009

La ley de radiodifusión

El proyecto de ley de radiodifusión es un ejemplo de un gran conflicto con grandes asimetrías. Sobre esta gran controversia mucha gente tiene poca información, poca gente tiene mucha información. A esto se le suma que mucha gente tiene pocos intereses en el asunto, y unos pocos tienen enormes intereses en el mismo.

Como la información se distribuye casi aleatoriamente y de forma escasa entre la población las crispaciones aumentan en todos los ámbitos. Pero esto es un problema estructural de una ley de esta magnitud, es difícil leerla enteramente, muy difícil compararla con la regulación vigente y casi imposible analizarla en el marco de todos los actores e intereses que afecta.

En cuanto a la importancia o los intereses que afecta, no creo que sea tan importante para la mayoría de la gente como se plantea. En el caso que se apruebe la versión mas radical (que no creo que así suceda) y la programación se divida en tercios, cada uno seguirá viendo lo que quiere de una forma mas o menos acotada (Nadie ve más del 10% de la programación de los canales de aire, menos de los de cable). Quien tenga algo que decir lo va a poder seguir diciendo. No creo que la gente le preste mucha atención a los contenidos de las ONG o comunidades originarias por mas que se lo impongan, simplemente cambiarán el canal. En cuanto a los grandes grupos económicos, tampoco se afectarán tanto sus intereses ya que reestruturarán sus empresas para poder adaptarse a la ley, como siempre lo han hecho, y mantener intactos sus intereses.

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