lunes, 23 de noviembre de 2009

Tortura inesperada


No lo podía creer. Todo el fin de semana había dormido mal. El viernes la tormenta, el sábado no dormí en mi cama. Las siesta domingera había transcurrido con un promedio de temperatura ambiente de 27 grados. Pero nada se compara con lo que sufrí la madrugada del lunes.

Me costó dormir, lo admito. El traspaso al ámbito de la imaginación (Aquel momento en el que soñamos, y la lógica no es la lógica, lo que está arriba puede estar abajo; e incluso podemos volar) fue intermitente. Cuando pensaba que dormía, un mal movimiento me despertaba. La primera vez, una pesadilla. Alguien me cambiaba las cartas, y yo ya no tenía esa escalera "flopeada".

La segunda vez fue la típica, el calor. Aún mantengo el edredón en el repertorio del ropaje para mi cama. Siempre necesité algo de peso para dormir. Pero el problema, es que mi nuevo cuarto (Duermo hace 7 meses) no tiene aire acondicionado. No me quejo, en su momento, decidí no ponerle. Aire acondiconador prendido, resfrío seguro. Prefiero el ruido del ventilador. En fin, me levanté con calor. Como ya, desde el 4 de abril, el ventilador no está (lo tuve que sacar para que no me guillotine) tuve que abrir la ventana. He aquí mi error.

Con el primer soplo de la noche, pude dormir. Al menos 3 horas separaron estos 2 momentos. Hasta que un helicoptero se presentó en mis sueños. Cada vez mas cerca. Cada vez mas cerca. Estaba por aterrizar en mi cabeza. Me desperté. Era un mosquito.

Al principio traté de seguir durmiendo, los costos de levantarme eran demasiado altos: Estaba cansado y si me paraba podría tardar mas de media hora en volver a dormir. Volví a cerrar los ojos, pero no había caso. Eran dos. Cerré la ventana. Recordé que no tenía raid o algún tipo de producto similar. Prendí la luz y fuí al baño por el desodorante de ambiente. En ese momento recordé que un amigo médico me dijo que el alcohol (como el de los perfumes) no los mataba si no los "emborrachaba". Sí, los emborracha. Dije: lo menos que quiero es 2 mosquitos borrachos a las 3:37 de la mañana. Fui a la cocina, revisé la estantería donde guardamos los artículos de limpieza y ahí estaba. Una botellita de "off" transparente, de esas que parece que tiene agua.

Prendí la luz y ahí lo . Un mosquito posando junto a mis viejas fotocopias de Tulio Halperin Donghi que había sacado hace 4 meses del archivo para un trabajo de mi hermano y nunca las había guardados. Gatillé tres veces el "off" pero escapó. "A este ritmo, voy a morir yo envenenado antes que los mosquitos" observé que no eran los del dengue. Y opté por la más difícil. Los tenía que matar con métodos karateka.

Podría seguir escribiendo varias lineas mas de como mate a los 6, sí seis, mosquitos que entraron aquella noche a mi cuarto. No vale la pena. Lo único que quiero trasnmitir con mi relato es que dos de ellos, llevaban una gran cantidad de sangre humana. No estoy seguro que fuera la mía, no me atreví a probarla. Lo único que sé es que su muerte fue rápida. No sufrieron. Tres murieron apoyados en la pared, uno apoyado a la puerta, otro incrustado contra el techo y el último murió en el aire en un aplauso "mundomarinesco" que pudo haberme costado una rotura de ligamentos cruzado ya que fue en un salto desde el placard a la cama.

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