miércoles, 26 de mayo de 2010

Reflexiones del bicentenario

En general, las celebraciones por fecha no tienen mucho sentido para . Me parecen que tienen más valor las celebraciones por resultados. Nunca disfruté mis propios cumpleaños. Sin embargo, esta vez el gusto fue diferente. Debo admitir que participé tibiamente de los festejos del Bicentenario. A duras penas, asistí al evento en la plaza principal de mi pueblo donde no había más de 1.500 persona, el 24 a la noche. Es más, habré llegado a la plaza a las 00.05, me quedé viendo el himno solo por tele. Tras escuchar a un cantor popular, me dirigí a un bar, me tomé un licor de chocolate con amigos y volví a acostarme.

Lo más argentino que hice el 25 fue viajar el tren. Subirse a un tren que tiene más de 30 años nos permite no solo viajar en el espacio, sino también en el tiempo. Y mirando al pasado, la Argentina está cada vez mejor. Muchos no compartirán esta idea, pero es la feliz realidad.

No fue un gobierno en particular el que lo logró, sino un proceso histórico. Hace doscientos años en la plaza de mayo se juntaron cien o doscientas personas, ayer dos millones. Sin duda, todas las personas que ayer fueron "a la plaza" quieren un país mejor, al igual que los que lo vimos por televisión. Y si bien en términos relativos no estamos como en los 20, y en términos absolutos no estamos como estaremos en 20 años. Repito, estamos en nuestro mejor momento. Ayer, muchos sentimos algo especial. Que algo había cambiado. Que podemos hacer las cosas bien. Las chicanas y peleas políticas,estarán siempre. Hacen bien, dado que regulan el poder. "La obseción por dividir y fracturar" que menciona Morales Solá es buena. Nos hace crecer. Estas divisiones no solo estuvieron aquel 25 de mayo de 1810, sino también en el seno de los momentos constitutivos de las grandes naciones. La historia de las naciones es la historia de guerras internas, esas guerras que generan que salga lo mejor de cada uno. Que cada uno se supere en su afán de ser mejor.

Los actos del teatro Colón y de la 9 de Julio dieron un claro ejemplo de como la confrontación nos hace mejorar. El incentivo de tener el mejor acto, no produjo la anarquía ni el caos. Los argentinos, pudimos disfrutar de dos grandes celebraciones producto de la competencia política. Los ganadores fuimos todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails